TEMPORADA DE ZOPILOTES


#LaCuartaTransformaciónVa


El olor de la sangre y el de la muerte, exista a las aves de rapiña. Es algo inevitable en ellos. Se alimentan del despojo y se ven siempre dispuestos a desgarrar con sus afilados picos, los restos de las presas que otros cazaron y aprovecharon merecidamente.

Esta inclinación o propensión hacia lo muerto, opera en distintos planos de la vida del hombre. Incluso sociedades enteras asumen de tiempo en tiempo, inclinaciones similares a las que vemos en buitres, hienas y aves de rapiña.

El clasismo, la ambición y la discriminación, son conductas que, llevadas a extremos impropios en seres humanos, conducen al derramamiento de sangre y a un enfermizo gusto por el dolor y la muerte provocados a otros.

Hay de todo en la viña del Señor, reza el proverbio y México no es la excepción donde estas conductas enfermas estén erradicadas totalmente, aunque ahora llevemos rumbo hacia un futuro donde clasismo, racismo y ambición sin límites, sean vistas como vergüenzas nacionales de otros tiempos.

El día de ayer circuló la noticia de un nuevo contagio de Covid, por parte del presidente López Obrador. Es el tercero que sufre desde que la pandemia apareció en nuestro país. Sin embargo, al contar con el cuadro básico de vacunación contra el nuevo virus, el periodo de aislamiento y recuperación ha sido bastante reducido.

¿Qué hicieron los buitres nacionales al enterarse de la enfermedad del presidente?

Al presentir el olor a sangre, de inmediato desplegaron sus oscuras alas y se lanzaron al vuelo, sobrevolando Palacio Nacional, en espera de un desenlace desafortunado para el presidente.

Iniciaron una campaña en medios de comunicación, donde hablaban no de un contagio normal de Covid, sino de un infarto sufrido por el presidente, a mitad de un acto público. Hablaron de un desvanecimiento del primer mandatario, que ameritó su traslado urgente a una unidad médica de la Secretaría de la Defensa Nacional. Señalaron con seguridad que López Obrador había sido sometido a un cateterismo y que su condición hasta ayer por la noche, era inestable.

Lo peor se vio en redes sociales. Todo lo sucio que encierra el segmento social conservador, encontró puerta abierta en esta noticia.

Las granjas de bots pagadas por los grupos opositores que controla Claudio X González, mostraron la peor cara del conservadurismo. Hubo celebración por el padecimiento que sufría el presidente. Muchas cuentas dieron por hecho que se trataba de un infarto y que el estado del primer mandatario era bastante delicado.

Esa condición de postración, fue acompañada de los peores deseos que podemos ver en un ser humano. Usuarios reales de cuentas reaccionarias, así como las identificadas como cuentas automatizadas o bots, pedían implícita o explícitamente, que la salud del presidente se deteriorara, hasta concluir en un deceso.

Esta ha sido una de las campañas sucias más vergonzosas de la oposición. Un retrato de ellos mismos, sin careta ni límite alguno.

López Obrador ha señalado reiteradas veces que, en política, se pueden tener adversarios, pero no se puede ver a éstos como enemigos a destruir.

Uno no puede imaginar al presidente deseando la muerte de Claudio X González, la de Marko Cortés, o la de Alejandro Moreno. La formación y calidad humana del presidente es otra.

Pero ese humanismo, que es regla y base de la Cuarta Transformación, donde el dolor de unos nos toca a todos, está ausente en el segmento reaccionario, donde si algo abunda es clasismo, racismo y ambición desmedida.

Hoy por la mañana, en la conferencia matutina habitual, el Secretario de Gobernación Adán Augusto López, quien ante la ausencia obligada del presidente toma su lugar por un corto espacio, nos informa que López Obrador está bien. Se encuentra en aislamiento preventivo en Palacio Nacional y los síntomas que presenta hasta el día de hoy por la mañana, son leves.

Nos dice que fue una nueva mentira opositora, la campaña en medios donde se hablaba de un desvanecimiento que nunca se dio. Ni tampoco se trata de un padecimiento cardiovascular que esté afectando al presidente.

Todo se reduce a un nuevo contagio de Covid, que no pone en riesgo a la persona, al tener al corriente el cuadro de vacunas que le corresponden.

Nos indica Adán Augusto que, en cuestión de unos días, el presidente estará totalmente reintegrado a sus actividades y presidirá la Conferencia Mañanera en la forma acostumbrada.

¿Qué pensaba conseguir la oposición, al difundir esta nueva batería de mentiras?

Creo que primeramente, dar salida a toda su frustración política, al imaginar un escenario donde la figura del presidente López Obrador, no fuera la pesada losa que impide al conservadurismo ponerse de pie, recuperar prestigio y acceder de nueva cuenta al gobierno del país.

En el imaginario reaccionario, la muerte del presidente vendría a ser una constante generalizada, si vemos la cantidad de mensajes en redes sociales donde esa posibilidad fue aplaudida.

En segundo lugar, la ridícula idea de suponer que faltando el presidente López Obrador, la consecuencia política inevitable sería la caída de la Cuarta Transformación y el también inevitable retorno del neoliberalismo al poder.

En poco más de año y medio, el presidente terminará su mandato y pasará a retiro por jubilación.

El Movimiento Transformador quedará sin su cabeza más visible, de manera natural. Pero Morena cuenta con tres cuadros políticos confiables, que hoy aspiran a suceder al actual presidente y que con seguridad darán continuidad al proyecto de cambio.

Este Movimiento Nacional ya es irreversible y aún sin la figura señera de López Obrador, no hay forma de operar un cambio de rumbo distinto al que respalda el Pueblo de México.

De manera inconsciente, lo que mueve a la oposición es esa inclinación predadora que los empuja a la destrucción.

Son partidarios de la violencia extrema, como sucedió en tiempos de Felipe Calderón.

Solucionan sus conflictos con el uso de la fuerza y la destrucción del contrincante.

Se alimentan de los restos del vencido, porque no saben cazar o construir por sí mismos.

En lugar de trabajar en un proyecto nacional propio, esperar la muerte del contrario, para ocupar un sitio por el cual no han trabajado.

Los zopilotes de Claudio X González, pusieron a la vista de todos, su falta de humanismo y nula capacidad política.

Los que en realidad apestan a difunto político son ellos. Y en 2024 verán como el pueblo de México no olvida ni perdona esta falta de sensibilidad ante la desgracia ajena.

Ya falta poco.

Malthus Gamba

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